Enrique V, el joven rey de Inglaterra desde 1413, no es más que un pelele en manos del clero, que lo convence para que invada Francia y reivindique sus derechos al trono del país vecino. Después de la sangrienta batalla de Agincourt, el rey debe levantar la moral de sus tropas, cada vez más hundida, y, además, debe enfrentarse a sus propias dudas.